lunes, 13 de marzo de 2017

GRAN SALTO ADELANTE


CAMPAÑA CONTRA EL VIEJO Y EL NUEVO REVISIONISMO


«Hay una clase de teoría que sostiene que en la sociedad humana sólo existen contradicciones entre nosotros y nuestros enemigos, pero no contradicciones en el seno del pueblo; que en la sociedad socialista, entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, entre la superestructura y la base económica, existe sólo el aspecto de conformidad mutua y no el aspecto de contradicción; que, en la construcción del socialismo debemos confiar sólo en la técnica y no en las masas; que no hay necesidad de desarrollar el sistema socialista, sino sólo de consolidarlo, e incluso si éste debe ser desarrollado y marchar adelante hacia el comunismo, no es necesario emprender una lucha ni pasar por un salto cualitativo; de este modo el proceso de la revolución ininterrumpida de la sociedad humana llega hasta este punto y no más lejos. Esto, en términos de pensamiento filosófico, es una concepción metafísica y no una concepción dialéctica»
(¡Unidos por la Bandera Revolucionaria de Lenin! Informe rendido en la reunión conmemorativa del 90 aniversario del nacimiento de Lenin, convocada por CC del PCCh, 22 de abril de 1960, Pekín)


«La contradicción es universal, absoluta; existe en los procesos de desarrollo de todas las cosas y recorre cada proceso del comienzo hasta el fin»
(Presidente Mao Tsetung. Sobre la Contradicción. 1937)


Tras el XX Congreso del PCUS se hizo evidente que las afirmaciones del camarada Stalin sobre la imposibilidad de la restauración del capitalismo en la URSS mostraban falta de comprensión plena sobre las contradicciones de clase existentes en la sociedad socialista que además relajaron la vigilancia de la clase obrera y su dictadura sobre la burguesía:
En 1929 Stalin escribía:
                                   «Se hunde y se hace añicos la última esperanza de los capitalistas de todos los países, que sueñan con restaurar en la U.R.S.S., el capitalismo: `el sacrosanto principio de la propiedad privada´. Los campesinos, quienes ellos consideran como el material que abona el terreno para el capitalismo, abandonan en masa la tan ensalzada bandera de la `propiedad privada´ y pasas a los cauces del colectivismo, del socialismo. Se hunden las esperanzas de la restauración del capitalismo.»
Diez años más tarde en la Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S., sobre la situación de la lucha de clases se dice:
«En 1936, la U.R.S.S. presentaba ya un panorama distinto. La Economía de la U.R.S.S. había cambiado radicalmente. Por esta época, habían sido totalmente liquidados los elementos capitalistas, y el sistema socialista había triunfado en todas las ramas de la Economía nacional. La potente industria socialista rebasaba en siete veces la producción de antes de la guerra y había desalojado completamente la industria privada. En la agricultura, había triunfado, con los koljoses y los sovjoses, la producción socialista mayor del mundo, una producción mecanizada y equipada con arreglo a la nueva técnica. Los kulaks habían sido totalmente liquidados como clase, y el sector individual no desempeña ya ningún papel importante en la Economía del país. Toda la circulación de mercancías estaba concentrada en manos del Estado y de las cooperativas. La explotación del hombre por el hombre había sido destruida para siempre.»
«Quedaban solamente algunos vestigios insignificantes de las clases explotadoras suprimidas, cuya total liquidación era cuestión de poco tiempo.» 
 
Tras el XX Congreso del PCUS y la restauración del capitalismo en la URSS, la experiencia de la Yugoslavia revisionista de Tito y los acontecimientos de Hungría, unido a la propia experiencia de los intentos de restauración del capitalismo en la República popular China, la línea roja dirigida por el Presidente Mao Tsetung pone atención especial sobre la existencia de contradicciones antagónicas (proletariado-burguesía) y no antagónicas (en el seno del pueblo) en la sociedad socialista y la cuestión de cómo resolver estas contradicciones para evitar la restauración del capitalismo.
En una entrevista realizada por Álvarez del Vayo a Chou En-lai en 1958, el dirigente chino explica con estas palabras el peso puesto en la cuestión de la existencia de contradicciones en la sociedad socialista por la línea roja del Presidente Mao Tsetung, frente a las posiciones que ponían el acento en la unidad y armonía dentro de la sociedad socialista:
«Lo primero que hay que tener presente es que si nuestra experiencia en el pasado de la lucha revolucionaria era grande, nos faltaba experiencia en cuanto a la construcción. Ha habido que construir, y que aprender a construir al mismo tiempo. La revolución triunfó, y vino la segunda gran cuestión: proceder a las transformaciones socialistas por métodos pacíficos. Transformar quinientos millones de chinos en el campo en cooperativas; convertir a los que trabajan en artesanía en cooperativas artesanos; transformar a la industria incorporando a su desarrollo fuerzas nacionales de ayer en empresas mixtas donde el capital particular se combina con el capital del Estado, de manera que la propiedad privada se convierta en propiedad de todo el pueblo; todo ello significa en una palabra, que la sociedad china ha pasado por un cambio fundamental. En este proceso han hecho su aparición contradicciones de distinto tipo. Las contradicciones se dan no sólo en la sociedad de clase, sino también en la sociedad socialista, y existirán también en la sociedad comunista de mañana. La cuestión está en descubrirlas, enfrentarse con ellas y resolverlas. En eso estamos hoy.»
Las nuevas contradicciones que surgen con la construcción de la sociedad socialista, de las que habla Chou En-lai, comenzaron el mismo día de la proclamación de la República Popular China. En 1953 esta lucha entre los dos caminos: el camino del pueblo y el de la restauración capitalista es evidente dentro del Partido Comunista Chino y la lucha abierta entre la línea roja del Presidente Mao Tsetung y el oportunismo de derechas de Liu Sao-chi y Teng se hace más aguda. En 1951 Liu afirmaba que "es imposible construir el socialismo con lo que existe". En 1952, Yang Hsien-chen inventó su teoría de la «síntesis de la base económica» que proponía la combinación de la economía socialista con la economía capitalista en apoyo a las posiciones de Liu Shao-chi. El 26 de marzo de 1953 se publicaba en Renmin Ribao, un documento donde se negaba el alcance del Movimiento de Ayuda Mutua y Cooperación Agrícola, que se sumaba a la campaña de la derecha de tachar este movimiento de masas dirigido por el Partido Comunista como “aventurerismo de izquierda”. Anteriormente, Liu Shao-Chi levantó el programa contrarrevolucionario de “consolidación del sistema de nueva democracia”. El Presidente Mao Tsetung criticó, combatió y aplastó este programa de restauración del capitalismo: “la idea de instaurar el orden social de la nueva democracia no corresponde con la situación real de la lucha y obstaculiza el desarrollo de la causa socialista” (1953). “Luego del triunfo de la revolución democrática, algunos permanecen ideológicamente en esta etapa. No comprenden el cambio fundamental que se opera en la naturaleza de la revolución y persisten en `su nueva democracia´ en vez de emprender la transformación socialista” (1953). Vemos como para la derecha, como en la actualidad, nunca hay «condiciones» para la revolución.
Sólo tras la muerte del Presidente Mao Tsetung y el golpe de Estado contrarrevolucionario Teng pudo llevar sus «cuatro modernizaciones» adelante, el camino de la burguesía burocrática china, una vez en el Poder, no era nada nuevo.
En 1964 el economista Evsei Liberman, una rata revisionista soviética, sintetiza y divulga en varios artículos publicados en la prensa rusa aspectos del programa de restauración capitalista en la URSS, defendiendo el papel regulador del mercado en una economía «socialista» junto con el papel de la rentabilidad económica de las empresas y el estímulo material como palancas de la economía:
                                   «Está en curso un experimento muy importante en la industria de la confección. Desde julio de 1964 los complejos Bolcheviska de Moscú y Maiak de Gorki elaboran automaticamente sus planes basándose en las condiciones de los almacenes relacionados con ellos. El trabajo se valora, ante todo, por la forma en que los consumidores adquieren los productos y con un índice cualitativo único: el de la rentabilidad. Los incentivos para los trabajadores de estas empresas se basan también en las ganancias y llegan hasta el 50% de los salarios. El volumen de las primas y las persona que tienen derecho a percibirlas se dejan a la discreción de la misma empresa».
                                   «Estas condiciones han sido creadas por la ciencia económica soviética por el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS.»
                                    «Con este sistema, las empresas no tendrán necesidad de recibir índices cualitativos desde arriba, del Gosplan o del Consejo de Economía Nacional. Al ser estimulada a buscar un alta rentabilidad, la misma empresa encontrará en sus planes la mejor combinación entre los índices cuantitativos y cualitativos.»

En concreto, las «reformas» refuerzan el poder de los gerentes y directivos dentro de las empresas y la autonomía de éstas, a nivel estatal aseguran el Poder de unos pocos, la burguesía burocrática, sobre la riqueza que crea la clase obrera y sobre la fuerza de trabajo. Durante el XXII Congreso del PCUS Jruschov lanza la siguiente directiva: «Hemos de potenciar el papel del beneficio, de la rentabilidad. Para conseguir un mejor cumplimiento de los planes tenemos que dar a la empresa mayores posibilidades de disponer del beneficio para estimular el trabajo de su colectivo y aumentar la producción». La «economía», que es presentada por el revisionismo como un asunto técnico y «científico» en manos de unos pocos que «conocen» las «leyes objetivas» del desarrollo económico, tiene como una de sus metas la justificación del sometimiento de la clase obrera a la burguesía:
«La dirección planificada de arriba abajo debe orientarse a desarrollar rápidamente e introducir la nueva maquinaria. En todos los sectores de la economía nacional hay que perfeccionar y observar rigurosamente normas científicamente fundamentadas, de utilización de los medios de producción»
(Programa del Partido Comunista de la Unión Soviética. Aprobado por el XXII Congreso del PCUS. Ediciones en lenguas Extranjeras.1961)
«La automatización y la mecanización múltiples son la base material de la transformación paulatina del trabajo socialista en trabajo comunista»
(Ibid.)
«El crecimiento de la efectividad de la producción industrial en las condiciones actuales depende de una serie de factores entre los cuales se nombran habitualmente los siguientes: (...) En resumen todos los factores se reducen a tres pilares en los cuales descansa la intensificación: la técnica, la ciencia y la organización»
(G.Vólkov. El Hombre y la Revolución Científico-Técnica.Editorial Progreso. Moscú. 1975)

La línea roja dirigida por el Presidente Mao Tsetung defendió y aplicó que los cuadros deben ser primero rojos y después expertos, dejando claro que lo importante es la meta y que en el socialismo la «economía» está al servicio de la meta, el comunismo y no al revés. El Presidente Mao Tsetung defendió de forma cabal y demostró en la práctica que la principal fuerza productiva es la clase obrera dirigida por su Partido, todos los revisionistas han tachado esto de subjetivismo. Para los seguidores de la vía capitalista la «economía» es un asunto de «expertos», y por tanto las masas y la política tienen que estar fuera de la economía, y por extensión de todas las ciencias. En definitiva, la construcción del socialismo dependería del manejo de esta «ciencia» por unos pocos «expertos» y el sometimiento de la clase obrera a la técnica y a una construcción «racional» y «científica» de la economía.
Esto nos remite al debate y lucha de dos líneas que sobre los problemas económicos en el socialismo se dio en la URSS entre la línea roja, con el camarada Stalin a la cabeza, y la derecha dentro del PCUS en los años 50:
«El camarada Yaroshenko piensa que basta con alcanzar una `organización racional de las fuerzas productivas´ para que el paso del socialismo al comunismo transcurra sin grandes dificultades. Considera que eso basta y sobra para la transición al comunismo. Declara sin más ni más que `la lucha fundamental por la construcción de la sociedad comunista se reduce, en el socialismo, a la lucha por organizar con acierto las fuerzas productivas y por usarlas racionalmente en la producción social´ (Véase el discurso en el Pleno). El camarada Yaroshenko proclama solemnemente que: `El comunismo es la organización científica superior de las fuerzas productivas en la producción social´.
Resulta, a lo que se ve, que toda la esencia del régimen comunista está comprendida en la `organización racional de las fuerzas productivas´.
(...)
Tal es el punto de vista del camarada Yaroshenko.¿Qué puede decirse de este punto de vista? No es cierto (...)»
«El camarada Yaroshenko no comprende que no se puede obtener una abundancia de productos que permita cubrir todas las necesidades de la sociedad ni pasar a la fórmula `a cada cual según sus necesidades´, mientras subsistan fenómenos económicos como la propiedad de determinados grupos, de los Koljoes, la circulación mercantil y otros»
                         (J. Stalin. 1952)
                                     «El error fundamental de los camaradas Sánina y Vénzher consiste en que no comprenden el papel y el significado de la circulación mercantil en el socialismo, no comprenden que es incompatible con la perspectiva del paso del socialismo al comunismo. Piensan, que por lo visto, que la circulación mercantil no es óbice para pasar del socialismo al comunismo, que la circulación mercantil no puede impedir esta transición, este es un profundo error nacido de la incomprensión del marxismo»
                                      (J. Stalin. 1952)
Aunque Stalin combatió las posiciones de los seguidores de la vía capitalista dentro del Partido y sus «soluciones» técnicas, la práctica del PCUS bajo la dirección del camarada Stalin fue muy diferente al camino del PCCh dirigido por el Presidente Mao Tsetung. Mientras que para Stalin las relaciones de producción (1) (que son la clave, el punto de partida como afirma Marx, y no la técnica) se transformarían mediante las medidas administrativas tomadas por los «organismos dirigentes», el Presidente Mao Tsetung puso en primer plano la lucha de clases y la «línea de masas». Veamos lo que plantea Stalin:
«La misión de los organismos dirigentes consiste en advertir oportunamente las contradicciones cuando están gestándose y tomar a tiempo las medidas necesarias para eliminarlas mediante la adaptación de las relaciones de producción al incremento de las fuerzas productivas. Esto se refiere, ante todo, a fenómenos económicos como la propiedad de determinados grupos, de los koljoes, y la circulación mercantil.»
(J. Stalin. 1952)


Pero la lucha de dos líneas de los años cincuenta dentro del PCUS sobre la cuestión económica no fue algo excepcional. A finales de los años 20 dentro de la Administración Científico-Técnica, dependiente del Consejo Supremo de Economía Nacional (VSNKn), se desarrolló la posición de «el futuro pertenece a los ingenieros-administradores y a los administradores-ingenieros». Bujarin que perteneció al VSNKn también defendió repetidamente esta consigna. Otro contrarrevolucionario que también anteriormente ya tomó posición por esta tesis es Trotsky: «el marxismo considera el desarrollo de la técnica como el resorte principal del progreso y construye el programa comunista sobre la dinámica de las fuerzas productivas».
La crítica de Teng al Gran Salto Adelante y al Presidente Mao Tsetung, que coincide palabra a palabra, sílaba a sílaba, letra a letra, con la de Hoxha y la del viejo y nuevo revisionismo, es la siguiente:
«Los errores comenzaron a ocurrir en los últimos años de los cincuenta, el Gran Salto Adelante, por ejemplo. Pero eso no fue culpa exclusiva del Presidente Mao tampoco. La gente alrededor de él se dejó llevar también. Hemos actuado en contravención directa de las leyes objetivas, tratando de impulsar la economía. Como nuestros deseos subjetivos iban en contra de las leyes objetivas, las pérdidas eran inevitables. Sin embargo, es el presidente Mao, quien debe ser considerado el principal responsable del Gran Salto Adelante»
Pero no se trata de negar las leyes de la economía, sino de que en el socialismo persisten los dos caminos y que los comunistas desarrollamos y construimos la economía en función de una meta: el comunismo. Mientras que la derecha propuso, y ha aplicado cuando ha tomado el Poder, dentro de su programa contrarrevolucionario de restauración del capitalismo, los logros de la ciencia-técnica y una férrea disciplina para la clase obrera como motor del «socialismo», el Presidente Mao Tsetung defendió y aplicó poner la política al mando. Lo importante es la meta, luego se pueden cometer errores, y habrá necesidad de desarrollar campañas de rectificación, pero siempre en función de nuestra meta: el comunismo.
Esta lucha entre los dos caminos es una lucha por el Poder, lo fundamental del maoísmo, una lucha entre la profundización de la dictadura del proletariado o la restauración del capitalismo. El Presidente Mao Tsetung señala con claridad el papel fundamental de las masas (2) en la construcción del socialismo en combate a los revisionistas viejos y nuevos y a sus «leyes objetivas»:

“La agricultura en china debe ser mecanizada, pero no de forma dogmática.
El problema más importante consiste en saber cómo seguir la línea de masas y no apartarse de éstas al introducir la mecanización de la agricultura. No se pueden frenar los conocimientos ni avanzar sin una línea de masas. (…) la mecanización agrícola y las masas campesinas deben estar unidas como los dedos de la mano”
(Presidente Mao Tsetung, 1956).
La línea negra de Liu-Teng partía de la posición de que no era posible la colectivización del campo sin tener primero tractores y que por tanto, era imposible pasar a la etapa socialista de la revolución:
«sin máquinas, ninguna granja colectiva puede ser consolidada...sólo podemos administrar granjas colectivas si disponemos de máquinas», «solamente con la nacionalización de la industria podremos podremos ofrecer a los campesinos un gran número de máquinas y sólo entonces será posible proceder a la nacionalización de la tierra y a la colectivización agrícola...
Es imposible construir el socialismo con lo que actualmente existe en el campo.»
                      (Liu Shao-Chi)

Para acabar asegurando, que ni con tractores se podía colectivizar la agricultura:
«El campo chino tiene una mano de obra abundante y gran población. El sistema agrícola es complejo, de modo que la mecanización no puede ser realizada.»
                       (Liu Shao-Chi)

Esto es lo que la derecha llamó «falta de condiciones objetivas» y planteó la necesidad de un periodo intermedio entre la toma del Poder y la revolución socialista, para que supuestamente desarrollando el capitalismo en el campo se crearan las condiciones «objetivas» para la revolución socialista. Lo concreto es que todas las variantes de la tesis revisionista de las «fuerzas productivas» relegan a las masas y a la clase obrera a la obediencia ciega en nombre de la «ciencia» y otorga el papel de sujeto dirigente de la sociedad a una minoría de técnicos y burócratas seguidores de la vía capitalista. El camino que propone Liu, con el desarrollo del mercado privado, la extensión de la propiedad privada, el desarrollo desigual entre campo y ciudad, poniendo el acento en el interés personal, promoviendo el estímulo material, etc., engendra las condiciones materiales para la restauración del capitalismo, la ruina para las masas y el desborde de la ideología burguesa dentro de la sociedad socialista.
El camino seguido en la República Popular China con el Presidente Mao a la cabeza fue otro. Poner en el centro la lucha de clases, la movilización de las masas dirigidas por el Partido Comunista como el principal factor de producción, por tanto, transformar las relaciones de producción mediante la lucha de clases, demostrando en la práctica que éste es el único camino para liberar las fuerzas productivas rumbo al comunismo.
El Gran Salto Adelante, que se corresponde con el Segundo Plan Quinquenal, es por tanto un paso más en la profundización de la dictadura del proletariado, aplastando la tesis de la etapa intermedia. Sobre unas condiciones materiales objetivas dadas por el cumplimiento de los objetivos del Primer Plan Quinquenal, el Partido Comunista Chino dirigido por el Presidente Mao Tsetung, puso énfasis en la «línea de masas» para desarrollar la economía y cumplir con los objetivos de este Segundo Plan Quinquenal, criticando en la práctica la vía capitalista de los revisionistas soviéticos:
«En la página 563, (del Manual de Economía Política de la Unión Soviética. 1960), se dice... `es necesario tener tractores antes de pasar a la cooperativización´. (...)
No es posible un desarrollo grande de las fuerzas productivas de la sociedad si no ha habido antes una transformación de las relaciones de producción. Se trata de una ley universal. En algunos países de Europa del Este la cooperativización agrícola progresa muy lentamente. No se puede considerar terminada en el momento actual. La razón principal no es que estos países carezcan de tractores, (...) sino que la reforma agraria se realiza en estos países de arriba abajo y con espíritu de concesión. (...) Además, después de haber implantado la reforma agraria, estos países no golpearon el hierro mientras estaba caliente; de esta forma la reforma ha sido frenada durante cinco o seis años por lo menos. En China pasó exactamente lo contrario. Aplicamos la línea de masas, movilizamos a los campesinos pobres y a los estratos inferiores de los campesinos medios a fin de desarrollar la lucha de clases, confiscamos la totalidad de las tierras de los propietarios de bienes raíces, distribuimos entre los campesinos las tierras que sobraban a los campesinos ricos, adoptamos el principio de reparto igualitario de tierras para cada habitante (esto supone una revolución muy grande en el campo). Inmediatamente después de la reforma agraria desencadenamos un amplio movimiento de asistencia mutua de cooperativismo, canalizando así continua y progresivamente a los campesinos por el camino del socialismo. Creamos un Partido y un ejército poderoso. Cuando nuestro ejército se dirigió hacia el Sur, llevó consigo equipos enteros de dirigentes destinados a trabajar en todas las provincias, regiones, distritos y comarcas. Una vez llegados a su destino, estos equipos penetraban profundamente en las aldeas, visitaban a los pobres para preguntarles cuáles eran sus sufrimientos, reunían a todos aquellos que tuviesen el origen de clase y organizaban a los elementos activos entre los campesinos pobres y los estratos inferiores de los campesinos medios.»
                          (Presidente Mao Tsetung. 1960)

Este es el camino que sigue la guerra popular en el Perú. Las masas comprenden y encarnan el maoísmo a través de las acciones en medio de la guerra popular. El Partido Comunista las moviliza, y de las masas más avanzadas salen los militantes y cuadros del Partido y los soldados del EPL. Se construye Nuevo Poder, nueva cultura, nueva economía y nueva política, a la vez que se va destruyendo el viejo Estado parte por parte hasta la toma del poder en todo el país, para comenzar, de inmediato, la revolución socialista, y mediante revoluciones culturales llegar al comunismo.
El Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, por tanto, son clave para desenmascarar al falso comunismo y por esto el odio de los revisionistas y sus ataques tanto al Gran Salto como a la Gran Revolución Cultural Proletaria. La cuestión es si el proletariado y las masas dirigidas por su Partido Comunista van a permitir que se desarrollen las viejas ideas, hábitos, costumbres de la burguesía en la nueva sociedad carcomiendo los cimientos del Nuevo Poder, la nueva política, la nueva economía y la nueva cultura, o van a combatirlas para conjurar la restauración capitalista y asegurar la dirección proletaria. La Gran Revolución Cultural Proletaria es por tanto hoy día un punto fundamental para asegurar la dirección proletaria de la revolución y aplastar el falso «maoísmo»:
«Así mismo consideramos que la revolución en Nepal no tenía resuelto la conquista del poder cabal y completa para el proletariado, ni de proseguir la Revolución a través de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Esto los llevo a capitular, al cretinismo parlamentario como su par de la LOD acá en el Perú»
(CC del PCP. Diciembre 2015)

En la actualidad el nuevo revisionismo con membrete de maoísta a la vez que realiza sus «homenajes» a la Gran Revolución Cultural Proletaria en pasado, levanta un «maoísmo» respetable para la burguesía, conciliador con el imperialismo y la reacción, niega la lucha de dos líneas, y expresa esta conciliación con la burguesía de la misma forma que Luis Miguel canta al liberalismo y a la conciliación: «soy como quiero ser, a nadie impongo mis ideas y respeto las de cada quien por muy extrañas que sean, por eso soy como quiero ser y amo la libertad de vivir como yo quiera, por eso quiero que sepas que no cambiarás mi senda....» con el sueño vano de conjurar la guerra popular mundial e impedir la dirección proletaria de la revolución, por eso los revisionistas, «nuevos» y «viejos», tratan de aislar al PCP, a la guerra popular en el Perú y niegan la existencia de su Comité Central.


(1) «Relaciones que los hombres establecen en su proceso vital social en la producción de su vida social» (K. Marx)
«Relaciones sociales en las que los hombres producen» (K. Marx.)
«Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinados: este es naturalmente el punto de partida.» (K. Marx. Introducción general a la crítica de la economía política. 1857). Cuadernos de Pasado y Presente. Buenos Aires. 1974)
(2) «De todos los instrumentos de producción, el mayor poder productivo es la misma clase revolucionaria» (C.Marx. Miseria de la Filosofía. Ed. Aguilar. Madrid. 1973. Pag. 244)


Bibliografía:
Alvarez del Vayo, J. Reportaje en China. Ed. Grijalbo. México. 1958
China: antecedentes de la revolución cultural. Tres documentos fundamentales. Ediciones la Larga Marcha. Buenos Aires. 1973
C.Marx. Miseria de la Filosofía. Ed. Aguilar. Madrid. 1973
Deng Xiaoping. Entrevista de la periodista italiana Oriana Fallaci a Deng Xiaoping. 1980

Engelborghs, M. La China Rural. Ed. Fontanella. Barcelona. 1975
Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S. T.II. Emiliano Escolar. Madrid. 1976
Liberman. Plan y Beneficio en la Economía Soviética. Ariel. Barcelona. 1968
Loren R. Graham. El Fantasma del Ingeniero Ejecutado. Ed. Crítica. Barcelona. 2001
Mao Tsetung. La construcción del socialismo: textos inéditos presentados por Hu Chi-hsi. Ed. Fundamentos. Madrid. 1977
Mao Tsetung. Textos Escogidos. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekin. 1976
Mao Tsetung. Obras Escogidas del Presidente Mao Tsetung. T.V. Ed. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekin. 1976
Programa del Partido Comunista de la Unión Soviética. Aprobado por el XXII Congreso del PCUS. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Moscú. 1961
Stalin, J. Obras. T.XV. (1934-1952). Ediciones Vanguardia Obrera, S.A. Madrid. 1984
Stalin, J. Obras Escogidas. Casa Editora «8 Nëntori». Tirana. 1981
Tissier, P. China. Transformaciones Rurales y Desarrollo Socialista. Ed. Siglo XXI. Madrid. 1979
Tres importantes luchas en el frente filosófico de China (1949‑1964). Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín. 1976

Trotsky. La Revolución Traicionada. Ed. Pathfinder. Nueva York. 1992


DOCUMENTOS:


https://docs.google.com/file/d/0B8BcgVoOBmLeZnlRSlZURmpnSjA/edit


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